Quien pudiera avanzar contigo,
poderosa del encanto y de la angustia.
Apoderada de la imponente y tranquila fuerza de la tormenta,
y pasiva testigo de su lluvia.
Quien pudiera hacerte comprender y consolar al Rey,
en papel de vástago, Reina, presa de la lujuria.
Compleja como el tiempo,
decidirá su historia,
y yo, quien sabe si yo, ese día,
no deba mudarme, para siempre,
a algún rincón de su memoria.
Espero que no sea esa la historia,
y que la duda acabe cediéndome la victoria.
Que la reina me devuelva, como amante, a mi trabajo,
y que sea arrastrada la penuria, por la misma corriente que la trajo.