sábado, 8 de marzo de 2014

¡Lástima de la seducción!, terrible arma caída en el olvido de la vergüenza, del pudor y el oprobio, allá con aquello que algún día llamamos feminidad: la belleza, la astucia, el encanto, el embeleco… ¡Ah!, quién osara usar estas armas ahora, pudiendo enarbolar la robustez y la tosquedad imperios del hombre, y blandirlas en su terreno, y demostrar de una vez la igualdad hacia este. Igualdad hacia, igualdad para, igualdad osada del sumiso hacia su amo, igualdad rogada, igualdad de humo…