Estado mental en remisión
progresiva del encanto.
Pero es apenas recordar el sueño y mi alma se encoge y
el corazón en un puño golpea con fuerza al estómago, y caigo de rodillas con la
mirada perdida y húmeda., y lo advierto. El vapor del pantano donde descanso, antaño claro lago nido de peces, almohada de
verdes hojas, paisaje de mis ojos y los suyos, musa de mis cuadros. La sombra
caída, el agua hecha gris sobre negro, y sauces muertos llorando ramas secas que
caen interminables hacia el olvido sin luz. Allá donde debiera estar el agua
clara, allá donde nada se distingue y todo perece estático, allá donde se para
el tiempo.
De rodillas sobre el pantano, descanso a varios centímetros del agua, sobre el rocío gris del alba eterna. Mis rodillas sin respuesta, mis manos sin respuestas, mi boca no responde y mis
ojos no están ya. Mi mente es esa nube gris fría de rocío, esa niebla espesa y
húmeda sin principio ni fin, sin principios ni finalidad, sin voluntad ni
ánimo; sin estado. Soy una naturaleza muerta atrapada en la dimensión de su
recuerdo, en un constante y yerto llanto seco. Ni tiemblo ni caigo. ¿Cómo
llegué aquí? ¿Cuándo se tornó el amor en cárcel? ¿Cuándo se fue la luz? Se fue
con ella. Ella es, y no está ya; se fue el sol con la estrella, y quedó esta niebla,
sobre el prado sin hierba, tierra seca, piedra, y hierro.
Despierta.