¿Y si no somos más que una condena a la eterna ilusa espera?
¿Pero quien es capaz de resistir eternamente?
Ni el corazón ni la mente se contentan por siempre
con el mero planteamiento del cuento.
Quien se conforma, y afirma eterno y puro su sentimiento, miente,
aunque se convenza.
Nadie avanza ni se completa con media sonrisa.
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