Egoísta sería, por mi parte, creerme único,
siendo, como soy, vuestro reflejo.
Tocaré al piano si se deja, una oda en vuestro honor,
con vuestras almas, como un beso en el espejo.
Presiento la vejez saturada de rostros, de gestos,
de sonrisas y lágrimas,
esbozándolas para el resto.
Soy mero fruto del cruce de gentes,
cuyas mentes son mi mundo,
y Ventura, mi maestro.
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