martes, 4 de julio de 2017

En el silencio

Hay espacios vacíos dentro del silencio que desafían al tiempo. Espacios donde todas las conjuras son posibles a la vez. Maquinaciones, aseveraciones, contradicciones. Sobretodo contradicciones. Qué conjuras tú entre tanta oscuridad, cobijo perfecto de la malicia, eterno reino de la duda. Qué enredos tejes en tamices imposibles e imperfectos, de inútiles colores y ningún fin. O sólo coser por coser, como yo, por crecer y crecer la tela, y pensar: cuánto me abrigará cuando la termine. Cómo cobijará mi pecho entonces, de todos esos asaltos, de todos esos embistes. Como guardará mi corazón de todos esos miedos negros y dudas rojas. Me dará el calor entonces de la verdad bordada, de la respuesta infinita y única que guarda en sí todas las respuestas; el calor de la Madre. Algún día acabaré de tejer mi refugio en ese espacio eterno, entre las sombras negras, en la oscuridad íntima y última donde se tejen todos los conjuros a la vez. Y ese día será el último y será la luz, sí, algún día será el último. Y tú sigue también tejiendo hacia dentro, conjura despacio tus tramas imposibles, construye tus ciudades y tus murallas, revístelas de oro y de plata, que destellen en la noche, guarnece a sus gentes y refuerza sus tropas, y no mires nunca hacia fuera, hasta el día que el tenue alba despierte y sientas gemir los hilos de la tierra. Ese día habrá sido mi último y con la verdad y la luz vestidas habré puesto camino inexorable hacia tus sombras.

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