martes, 4 de julio de 2017

Tu habitación
no se ya ni a qué sabe.
A disgusto,
a rechazo,
a morada extraña.
No tengo poder entre estas paredes;
mi magia se esfuma
mis manos mueren
mis labios se secan.
Entro sin permiso y la piel me sangra
en un sudor lento de ilusiones.
Salgo de ella
más vacío de lo que entré,
más seco y más húmedo,
aún con tu perfume
y aún más triste que sin él.

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